Pongamos que hablo de ganar

Tras dos días de reflexión aún no se cómo valorar el partido del Real Zaragoza. Está claro que los 45 minutos de la segunda parte ante el Alavés son para olvidar, pero si nos atenemos a los puntos aún parece existir algo de esperanza. Pero eso no es suficiente. El Real Zaragoza no se puede ni debe contentarse con la promoción, eso no debería hacer a la afición feliz. Hay que ascender de forma directa y para ello hay que ganar.

 Una primera parte muy buena, en la que hay que fijarse y de la que hay que sacar lo bueno de este equipo. Estoy de acuerdo ello, si bien también hay que tener muy presente que la segunda parte fue la que marcó la diferencia, la que hizo que se perdieran dos maravillosos puntos, que como dije la semana pasada, espero que no se echen de menos después.

 No entraré a valorar la actuación vergonzosa, lamentable y pueril del arbitraje. Está claro que no fue penalti y, por ende, no fue roja para Cortés. Pero es que el partido no se empató ahí, se empató en el momento en que los de Paco Herrera se encerraron atrás y el Alavés se encontró cómodo en la Romareda. Un campo que debería ser difícil para los rivales, y que en cambio se ha convertido en un lugar en el que todo el que viene saca algo positivo.

 Hay que buscar soluciones. Barkero dejó un pequeño recado tras el partido: “Quizás no habría que jugar al fútbol en los últimos minutos, sino llevar el balón al córner y esperar”. Quizá eso sería una solución… aunque visto lo visto queda mucho por hacer y el tiempo pasa.

 Si este Real Zaragoza quiere acabar ascendiendo, debería empezar a jugar y, sobre todo ¡ganar en casa!