Lucas Wilchez vuelve a triunfar en Argentina

Si en Tigre algo lamentaron a mitad de año fue la ida de Matías Pérez García al San José Earthquakes fútbol estadounidense. Mati llevaba la 10 y era el armador de juego del equipo de por entonces Fabián Alegre, por su electricidad, gambeta, remate en las pelotas paradas, aunque también un rebelde dentro de la cancha que veía tarjetas frecuentemente.

Sin embargo, en Victoria no lo extrañaron demasiado este semestre, porque Lucas Wilchez se calzó la 10 y tomó su lugar. El zurdo había llegado a mediados de 2013 luego de su paso fugaz por Zaragoza, y tan solo mostró chispazos como esa jugada maradoneana en el Torneo Final 2014 ante Newell´s que derivó en un penal que Nahuelpán canjeó por gol (aunque fue derrotra matadora por 2-1), y no mucho más.

Wilchez volvió a tener la chance de mostrarse con Alegre y no defraudó, siendo el enlace del esquema 4-3-1-2 del Cabezón, teniendo más protagonismo y participación en el equipo, e incluso llegando a su meta tan ansiada: el gol, en la 3° del Transición ante Racing, nada menos que el futuro campeón, en ese 4-0 épico en el estadio José Dellagiovanna. "Extrañaba convertir", dijo el 10 post encuentro, dado que no anotaba goles desde el año 2011 en Colo Colo; tres años después tuvo su reencuentro con la red.

Con la partida de Alegre y la llegada de Gustavo Alfaro, Lucas no perdió su lugar aunque de ser enganche pasó a ser volante por izquierda para ser servicial al pragmático 4-4-2 de Lechuga, que rendía frutos en cuanto a lo numérico: el jugador seguía rindiendo y anotando, como en el 2-0 a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro y en el 3-0 a Lanús en Victoria, que dejó knock out al Granate en su pelea por el campeonato.

De estar tres años sin convertir a tres goles en un mismo campeonato para Wilchez. Nada mal, considerando también que disputó 20 partidos en el semestre (18 en el  torneo y dos en la Copa Argentina), un total de 1462 minutos en cancha, cuando en la temporada 2013/14 era habitual suplente, eclipsado, en un rol secundario.

La cuestión es que Tigre no perdió a su enlace: lo rescató de su plantel, lo moldeó y ahora es solicitado por varios equipos (como Newell´s, al cual la CD del Matador le comunicó que no lo negociará). Es Lucas Wilchez, con 31 años, que se calzó la 10 y querrá cuidarla por un tiempo más para que Tigre siga rugiendo en Primera División.